Hoy he pasado por la pescadería del mercado y he comprado 3 doradas fresquísimas.
Le he pedido a Félix que me las prepare para hacerlas a la espalda.
En un mortero o bol pequeño picamos unos dientes de ajo, una cucharadita de pimentón de la Vera, aceite de oliva, una pizca de sal, unas hojas de perejil, un chorrito de limón o vino blanco y un poquito de tomillo.
En una bandeja de horno añadimos un poquito de aceite, cortamos una cebolla en juliana y preparamos una cama para colocar las doradas.
Sólo queda precalentar el horno con gratinado a 180º, poner el majado sobre las doradas bien estendido y esperar a que estén doraditas y listas. Así de fácil y sencillo.
Este plato con unas papas arrugadas regadas de un mojo canario ya sube de categoría.
Y si encima añadimos un buen pan de pueblo y una buena botella de vino, puede ser una cena muy especial a la vez que baratita, que no corren buenos tiempos.
Me gustaría mandar un abrazo muy grande a las personas que dedican su tiempo libre a hacer reír a un niño cuando se encuentra hospitalizado. Todo mi cariño y admiración.
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