martes, 1 de noviembre de 2011

LA COCINA DE BENITO

Quisisera dedicar estas notas de cocina a mi esposa Sonia y a mis hijas Victoria y Laura.
Ellas han sido la razón de que este guiso tenga buen color y sepa tan bien, son mis verdaderas críticas gastronómicas con estrella Michelín, sin ellas nada de esto tendría sentido.
La cocina es para mí, un lugar mágico y muy especial, pues disfruto mucho cocinando para las personas que quiero.
Nací un 26 de julio del 68. Ese día mamá Ángela, que así se llamaba mi madre, antes de salir para el hospital con el pequeño Benito en su tripita estaba preparando un potaje de verduras y unas papas con carne, platos que guardados en la nevera, justo duran tres días, los que estaríamos en el hospital si yo no daba mucha lata, que no la dí.
No sabía aún andar y ya gateaba la cocina de mis padres, disfrutando de los olores de la  fritura y los guisos, esos guisos que sólo una madre o abuela saben hacer con el cariño y amor que sus manos desprende.
Era una época de tranquilidad, sin agobios o sólo los justos y necesarios, hasta un simple arroz se vuelve una delicia cuando les fríes unos dientes de ajo en aceite de oliva y salteas el arroz antes de añadir el agua, así lo hacía mi vecina Concha, la señora que mejor sabía hacer el arroz a la cubana de todo el barrio.





INGREDIENTES: Arroz, salchichas de bote, huevo, plátano, salsa de tomate (mejor casera) y si quieres puedes freir un puñadito de papas.
Una vez hecho el arroz, todo es cocer y cantar o cantar y  freir. Freimos los huevos, las papas, el plátano y las salchichas ¡¡¡Viva el colesterol!!! decoramos el plato bonito, pues los colores en la cocina son como los trazos de un pintor en el cuadro, todo paciencia y cariño.
Nota para navegantes: Esta receta deja la cocina con un despliege amplio de gotas de aceite, sabes que luego toca limpiar... ahora entiendo porqué mi padre lo pedía mucho en el restaurante La hierbita.

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